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LA ELECTRIFICACIÓN DEL TRANSPORTE DE CARGA
Consideraciones ante un impulso necesario para un futuro sostenible
Por Julio Villalobos Contreras, Director del Centro de Transporte y Logística de la Universidad Andrés Bello.
A medida que el mundo es más consciente de la urgente necesidad de hacer la transición hacia fuentes de energía más limpias, la electrificación de las flotas ha surgido como un componente crucial del transporte sostenible.

En toda etapa del desarrollo económico y social de la humanidad, el transporte de carga desempeña un papel fundamental, impulsando el comercio, la economía global y sosteniendo el estilo de vida de las personas.

Sin embargo, también es responsable de gran parte del consumo energético de los países, de aproximadamente el 24% de las emisiones de gases de efecto invernadero y de una proporción relevante de la contaminación del aire.

Ante este panorama, la adopción de vehículos eléctricos en el transporte de carga se presenta como una solución prometedora para mitigar los impactos negativos de esta actividad.


Beneficios ambientales

Sujeto, como condición fundamental y de difícil cumplimiento, a que la electricidad provenga de fuentes renovables, la principal ventaja de los vehículos eléctricos en el transporte de carga radica en su capacidad para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y la contaminación del aire por óxidos de nitrógeno y material particulado fino.

Al eliminar los motores de combustión interna, los vehículos eléctricos no emiten gases nocivos durante su funcionamiento, lo que contribuye a mejorar la calidad del aire y combatir el cambio climático. Falta, a este respecto, evaluar el ciclo de vida completo de los impactos ambientales en la fabricación de estos vehículos y baterías, así como la disposición final de la flota a combustión interna que se pretende reemplazar anticipada y aceleradamente.


Eficiencia y ahorro económico

Los vehículos eléctricos ofrecen una mayor eficiencia energética en comparación con los de combustión interna. Los motores eléctricos son capaces de convertir una mayor proporción de energía de la batería en movimiento, lo que se traduciría en menor consumo de energía por kilómetro recorrido. Además, el mantenimiento de los vehículos eléctricos tiende a ser más sencillo y económico, ya que tienen menos partes móviles y no requieren cambios de aceite ni filtros de aire.

Aquí la promesa es un ahorro económico para los operadores de transporte y, para países como Chile, ofrece la posibilidad de una reducción en la dependencia energética externa de los combustibles fósiles. A este respecto falta evaluar el real desempeño, durabilidad y reemplazo de las baterías (el componente más costoso de estos vehículos), además de eventuales dificultades en la integración de sistemas tecnológicos operativos al vehículo por la fragilidad de sus sistemas electrónicos.


Desafíos

Aunque el transporte de carga en vehículos eléctricos promete numerosos beneficios, también enfrenta desafíos significativos.

Uno de ellos es la infraestructura de carga. A diferencia de los vehículos de combustión interna que se pueden llenar rápidamente en estaciones de servicio, los vehículos eléctricos requieren tiempos y dinámicas de carga nuevas, que no responden a la dinámica de las actuales operaciones. Es necesario invertir en una infraestructura de carga rápida y de alta capacidad en áreas logísticas clave, como puertos, centros de distribución y en toda la red vial ocupada por la dinámica logística. Es un requisito fundamental para que los vehículos eléctricos puedan operar de manera eficiente y sin interrupciones.

Lo anterior se ve agudizado por la menor autonomía de los vehículos eléctricos, lo que, una vez más, supone un rediseño integral de la operación a fin de utilizar masivamente estos equipos. Como eventual solución, hoy en el mundo se evalúan centros de intercambio de baterías para abordar esta problemática.

Otro desafío es el asociado al peso de las baterías, es decir, a la reducción en la capacidad de carga de los vehículos eléctricos. Aunque los avances en tecnología de baterías han mejorado tanto la autonomía como el peso, todavía existen serias limitaciones en comparación con los vehículos de combustión interna. Esto resulta particularmente crítico para camiones eléctricos de larga distancia, los cuales debido al peso y tamaño de sus baterías, ven reducida su capacidad de transporte. La implementación de sistemas de electrificación de corredores para la transferencia directa y recarga dinámica (tipo trolebuses en corredores logísticos) es una de las alternativas que se estudian para ayudar a superar esta barrera.

Por último, además de los desafíos técnicos, es necesario abordar las barreras económicas y regulatorias para fomentar la adopción de vehículos eléctricos de carga. Los costos iniciales de adquisición de estos vehículos suelen ser considerablemente más altos que los de los modelos diésel, lo que se compensaría con menores costos operativos y de mantenimiento a lo largo de su vida útil, por lo tanto son las flotas intensivas en kilometraje anual las que resultan atractivas para esta transición. A este respecto resulta fundamental implementar políticas y programas de incentivos, basados en evaluaciones reales y datos de largo plazo. En esto, la academia tiene el rol esencial de evaluar y generar evidencia del desempeño integral de esta transición.

Sin lugar a dudas, el transporte de carga en vehículos eléctricos representa una oportunidad para avanzar hacia una economía más sostenible y respetuosa con el medio ambiente. No obstante, existen desafíos técnicos, económicos y regulatorios que deben superarse. El potencial de reducir las emisiones contaminantes y disminuir nuestra dependencia de los combustibles fósiles hace que la transición hacia vehículos eléctricos de carga sea una meta valiosa, pero los pasos han de ser cautos para no encarecer la dinámica logística integral. Lo anterior es particularmente crítico para economías en desarrollo, con múltiples desafíos sociales, económicos y, por supuesto, ambientales. Es necesario el compromiso de gobiernos, fabricantes, operadores logísticos y sociedad en general para impulsar esta transformación de forma razonable y razonada para avanzar a un futuro más limpio y sustentable para todos.

Julio 2023
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