La primera evidencia del transporte de vino proviene de tinajas, ánforas y vasijas de barro grandes y delgadas con cuello largo para reducir la cantidad de vino en contacto con el oxígeno. Las ánforas fueron inventadas por los egipcios y utilizadas para el transporte y almacenamiento de vino durante más de 5.500 años. Posteriormente, los romanos modificaron su diseño para reducir el peso sin sacrificar la resistencia, y cuando conocieron los barriles de madera de los galos, comenzaron a utilizarlos como su alternativa para el transporte del vino.

A principios de la Edad Media, la innovación en el transporte del vino se estancó y después de una pausa de 600 años en Europa, la situación empezó a cambiar. En el siglo XI, Los cistercienses (orden religiosa católica), llegaron a Borgoña, quienes sabían que los barriles de vino debían mantenerse llenos y que era mejor almacenarlos bajo tierra para protegerlos de las fluctuaciones de temperatura. Fue en esa época cuando se construyeron las primeras grandes bodegas. En el siglo XVII, nuevamente los cistercienses innovaron con la invención de las botellas de vidrio lo suficientemente gruesas y resistentes, las que eran más cómodas de transportar y protegían al vino de la oxidación de una manera que los barriles de madera porosos no podían hacerlo, transformando el transporte del vino.

En los 50’, los contenedores de acero intermodales -de todas las formas y tamaños- se ponen de moda. Tenían la ventaja de ser fuertes, grandes y no porosos. Sin embargo como la carga y descarga se hacía manualmente, era un trabajo lento, peligroso y agotador. Pero en la misma época, en Estados Unidos se probó un sistema de transporte intermodal, en el que contenedores estandarizados podían ser transportados por camiones, trenes y barcos, lo que implicaba que la carga podía cargarse en su contenedor al inicio de su viaje y desembalarse solo cuando llegaba a su destino final. En 1956, el primer buque portacontenedores moderno estaba completamente cargado con una grúa en menos de 8 horas. Cinco años después, se acordó un tamaño de contenedor estándar internacional, equivalente a 20 pies (TEU), el que se mantiene hasta hoy.

Los contenedores ahora se podían apilar ordenadamente utilizando todo el espacio disponible, y a finales de la década de 1960, los buques portacontenedores transportaban contenedores intermodales de 1.000 TEU entre continentes.

Hillebrand Gori es hoy es el resultado de la fusión de la experiencia de Hillebrand en logística global de bebidas, concretamente vino, cerveza y licores, con el transportista de vinos Gori, propiedad de DHL. Su historia combinada comienza en la fundación de Hillebrand en 1844, donde prestaba servicios de transporte de vino a Berlín, Dresde y Leipzig, y luego se expandió al extranjero, hasta EE.UU.

En tanto, Gori se fundó en 1947 y se especializó en el transporte de vinos y licores. A partir de 1962 evolucionó hasta convertirse en un transportista de referencia en Italia y sus alrededores. En los años siguientes, Hillebrand se expandió a Francia y luego importó de otros países europeos, como España, Italia, Portugal y Escocia. En 2014, Gori pasó a ser propiedad total de DPDHL, bajo la división DHL Global Forwarding, y en 2022, el grupo JF Hillebrand se unió a Gori, después de ser comprado por DHL, para crear un potente proveedor de servicios para las industrias del vino, cerveza y bebidas espirituosas.

El desafío del transporte de vino sigue siendo cómo moverlo sin estropear su calidad ni romper el receptáculo que contiene el líquido. Las botellas que hoy se utilizan son resistentes, ligeras y de tamaño uniforme. Se empaquetan cuidadosamente en cajas, que se apilan sobre pallets y se cargan en contenedores. El transporte del vino actualmente también es intermodal, con una logística compuesta por camiones, trenes de carga y buques de carga.

Tanques ISO: Son grandes tanques de acero con aislamiento incorporado que mantienen estable la temperatura. Se utilizan principalmente para el transporte de bebidas espirituosas, ya que el ABV (Alcohol By Volume o alcohol por volumen) de estas bebidas es muy grande y se clasifican como mercancías peligrosas. También pueden transportarse otros líquidos, incluso vino.

Botellas: Las botellas de vidrio aún dominan gran parte del transporte de vino. Algunos de los métodos para transportar vino embotellado son: Contenedor completo (puede mover alrededor de 13.000 botellas por medio de pallets); y Contenedor LCL, que se utiliza para envíos pequeños o pedidos seleccionados.

Flexitanques: Hacia finales de la década de 2000, el transporte de vino a granel se transformó, mediante nuevos tanques de plástico flexibles y resistentes, llamados flexitanks. Hoy, los flexitanques pueden transportar más del doble del volumen de vino que un contenedor estándar de 20 pies, lo que reduce drásticamente los costos de transporte de vino por litro. Por litro, los flexitanques también tienen una huella de carbono menor que las botellas, y su tamaño protege al vino de los cambios de temperatura de mejor manera que una botella individual. También son 100% reciclables. Hillebrand Gori recupera y recicla flexitanques vacíos como parte de sus esfuerzos de economía circular.

La globalización ha permitido que los vinos de diferentes orígenes estén disponibles en todo mundo. Elegir un socio especializado en el transporte de vino como Hillebrand Gori, que lleva casi 180 años en esta industria, garantiza que el producto llegue a destino de forma rápida y segura, utilizando el método de transporte que se ajuste a las necesidades del cliente. Hillebrand Gori protege la calidad del vino prediciendo la temperatura en ruta y ofrece la mejor solución contra los efectos térmicos (tº y humedad), ya sea con un revestimiento aislante exclusivo o con un contenedor refrigerado.

La compañía tiene oficinas en los lugares donde se elabora o consume vino, con expertos locales que asesoran a los clientes, de acuerdo a sus legislaciones y costumbres. Mayor información con Josefina Godoy, Head of Sales Chile & Argentina, a josefina.godoylemos@hillebrandgori.com