Se prevé que la logística de la fruta será uno de los mercados más dinámicos y de rápida expansión en el mundo, particularmente cuando la demanda por su valor nutricional y problemas como la obesidad están presentes en la conciencia de miles de consumidores urbanos(1). Ello implica que el producto debe garantizarse hasta que llegue a la mesa del consumidor y, por tanto, la investigación se está centrando en optimizar tanto el embalaje para el transporte, como el envase primario (el que está en contacto directo con el producto). Lo interesante es que las tecnologías que se están empleando en el envasado primario, destinadas a conservar de mejor manera y por más tiempo la vida útil y las características organolépticas del producto fresco, se están transfiriendo a mayor escala al embalaje.

Si se trata de asegurar una vida de almacenamiento y de anaquel más larga para productos frescos a través de un efecto combinado de atmósfera modificada (menor O₂, mayor CO₂), humedad modificada (mayor humedad relativa) y condensación controlada (liberación de excesiva humedad) en el envase primario, ¿por qué no hacerlo a granel? La respuesta ya se está aplicando en el embalaje con una bolsa de alta humedad desarrollada con el fin de mantener la humedad en el ambiente del embalaje, donde la fruta se contiene a granel. "Unidas a un adecuado manejo del frío durante el almacenaje, prolongan la conservación de la fruta en cuanto a su turgencia, aspecto fresco y características organolépticas"(2). Estas bolsas, al no requerir de la inyección de gases u otros agentes para iniciar el intercambio de gases entre el producto y el medio, se conocen como "envases para atmósfera pasiva", marcando una tendencia mundial de ofrecer productos lo más naturales posibles. La bolsa luego se deposita en un contenedor rígido, adaptándose a éste sin romperse, y pudiendo así apilarse normalmente por medio de cajas de cartón corrugado o jabas plásticas.

De tal modo, la visión de sistema de packaging desde el transporte aporta a un resultado con menores mermas. Pero al packaging se le están entregando a la vez características de monitoreo que facilitan el tiempo real de tomar decisiones y el manejo logístico a través del monitoreo de la calidad de los perecederos empacados (en caja o bolso) al nivel de pallet. Es así como es posible introducir sensores (formato etiqueta) desechables a los empaques con los productos perecederos, los cuales son capaces de entregar información recogida por lectores. Por ejemplo, la temperatura y el monitoreo de humedad relativa se inicia en cuanto se activen las etiquetas. Una vez que el código de barra del sensor se asocia con el código de barra del pallet en que está, los usuarios pueden ver, en TIEMPO REAL, la temperatura y humedad al interior de cada pallet.

La calidad del producto depende de su manejo en toda la cadena de envasado.

Durante el transporte marítimo y terrestre, los sensores monitorean continuamente y se transmite esa información a los clientes asociados al sistema. El lugar donde se encuentra la carga en tránsito también se puede rastrear por medio del Sistema de Posicionamiento Global (GPS), agilizando y controlando la operación logística. Si durante el transporte hay un desajuste en las condiciones idóneas establecidas, por ejemplo cuando la temperatura o la humedad caen debajo del rango especificado por el cliente, el sistema permite avisar de inmediato a los agentes de logística para implementar acciones correctivas, lo que hasta ahora implicaba perder volúmenes importantes de producto, ya puesto en destino.

Las nuevas tecnologías en materiales, procesos de control de atmósferas, así como elementos que permiten monitorear la calidad de los productos tanto como su transporte a tiempo real, sin duda agregarán valor y permitirán explorar nuevos mercados, puntos de venta, sistemas de almacenamiento. Se aportará mayor atractivo a los productos frescos, todo el año, en cualquier lugar del mundo y los consumidores contarán con mayor funcionalidad a partir del packaging, reduciéndose la merma de productos en toda la cadena.

La experiencia chilena en la exportación de fruta va de la mano con el desarrollo de las cajas de cartón corrugado. El país cuenta con una oferta a medida proveniente de un rubro competitivo a nivel internacional que desarrolla cajas y bandejas de armado manual y en máquina, con las estructuras adecuadas para asegurar las condiciones solicitadas para el transporte a diversos destinos. Cajas impresas con gráfica a todo color aportan además a destacar la presencia durante la exhibición de la fruta en el trayecto de distribución.