Un ícono urbano La Torre Agbar en Barcelona se convirtió en un ícono de la ciudad, pero hacerla realidad representó un desafío mayúsculo para los ingenieros españoles, por las características de la obra. Por ejemplo, el edificio consta de dos torres ovoidales, una al interior de la otra, además no posee ninguna columna vertical que la sustente. El hecho de estar constituida por dos ovoides, hizo que todas las lozas del edificio tuvieran distinto diámetro, convirtiéndose en otra complicación para su construcción. Para conocer los secretos de esta construcción, las empresas Gerdau AZA y Peri, se unieron para traer a Chile al Ingeniero Jefe de Obras de la Torre Agbar, Alvaro Alvares, quien dictó una charla a ingenieros estructurales y donde contó cómo se fueron resolviendo los distintos desafíos que suscitó la construcción. Productividad y seguridad Señaló que la medida más acertada, fue generar un taller de armaduras en el mismo recinto de la obra. Esto permitió construir cada uno de los paneles que conforman la piel externa de la Torre Agbar. Todas las armaduras se realizaron a ras de suelo, reduciendo considerablemente el trabajo en altura, lo que es mucho más cómodo para los enfierradores. Esto permitió aumentar la productividad y disminuir en forma importante los riegos de accidente. Tanto fue así, que la obra se completó sin registrar ningún accidente fatal. Alvares describió las ventajas de industrializar el trabajo de armadura. Por ejemplo, dijo, con el sistema tradicional de armadura, es decir en situ, cada ciclo constructivo tomaba 12 días, con el sistema industrializado, bajó a sólo seis días. "En España, claramente la tendencia en construcción va hacia las armaduras industrializadas". Esta, dijo, alcanza ya a cerca del 80% e incluye mallas para lozas, vigas y pilares. "Muy pocos siguen construyendo pilares en situ, casi todos lo hacen fuera de la obra y los instalan ya terminados". El Ingeniero visitó algunas construcciones en Santiago y le llamó la atención que aún se usa mucho que los enfierradores construyan las columnas en la obra, lo que disminuye su productividad y eleva los riesgos de accidentes. Las ventanas, un rompecabezas de 4.400 piezas No menor fue el desafío de construir las ventanas. Absolutamente todas tienen distinta forma. Esto implica que la Torre Agbar no tiene ningún pilar que la sustente y los ingenieros tuvieron que ingeniárselas, para poder traspasar verticalmente la carga y darle sustento al edificio. Alvares explicó que esto se resolvió utilizando "crucetas" de acero, con las que se le daba forma a las ventanas y permitían, al mismo tiempo, transportar las fuerzas hasta el suelo en forma segura. Cada uno de los paneles con que se levantó la torre, tiene varias ventanas. Todos ellos fueron construidos en el suelo y ensamblados posteriormente a modo de un gigantesco rompecabezas. Este sistema, dictó el ingeniero, permitió reducir en forma considerable el uso de las grúas, pues sólo se utilizaba cuando un panel estaba terminado y no para elevar cada uno de los materiales que lo conforman. |