¿Cómo definiría el actual panorama de la carrera de Construcción Civil?
Es complejo, dada la gran diversidad en la formación que ofrecen las distintas instituciones de educación superior que otorgan el título de Constructor Civil u otros sustitutos de éste. Asimismo, la condición del sistema universitario actual afecta nuestra profesión en dos aspectos: en primer lugar, la actual LOCE -Ley Orgánica Constitucional de Enseñanza- no considera Construcción Civil dentro de las carreras que requieren una licenciatura previa al título profesional, lo que permite que sea impartida en institutos profesionales; y en segundo lugar, la inorgánica creación de carreras ha generado una distorsión con la incorporación del Ingeniero Constructor en la mayoría de las universidades del país, con la idea de contrarrestar el indiscutido liderazgo que ha sustentado nuestra Escuela y sus egresados a nivel país.

¿Qué desafíos enfrenta hoy un constructor civil?
El gran desafío que enfrenta nuestra profesión está estrechamente relacionado con el desarrollo de Chile y con el rol que le cabe a cada una de las profesiones. Sin duda, la superación de la pobreza es un objetivo país, que se sustenta, entre otras cosas, en la posibilidad de acceder a una vivienda digna, y es ahí donde nuestro profesional debe desempeñar un papel preponderante.

Ustedes como universidad, ¿cómo han asumido esa tarea?
Nuestra Escuela ha asumido en pleno este desafío, más aún considerando que está inserta en una universidad católica, con todo lo que ello significa, abordando un plan de desarrollo que le permita proyectarse en el tiempo y contribuir a este logro. A través de su misión, se declara como "una comunidad que genera, integra y transfiere conocimientos y experiencias para el desarrollo permanente del sector construcción, formando profesionales que lo lideran, que en conjunto con los sólidos principios y valores cristianos que inspiran todo el quehacer de nuestra Universidad, contribuyen al desarrollo de una sociedad".

En su opinión, ¿cuál es el nivel actual de la construcción en Chile?
En general, el nivel es bueno. Cabe sí, en el caso específico de la edificación, hacer una diferencia en el nivel de calidad de la obra desde el punto de vista estructural y de las terminaciones. En el primer caso, sin duda alguna estamos al nivel de los países más desarrollados; somos un país altamente sísmico, no obstante lo cual, salvo el terremoto de Chillán del 1939 -que significó alrededor de 30.000 muertos- en general el comportamiento de las estructuras ha sido de acuerdo a lo previsto en el diseño, con muy pocas pérdidas de vidas humanas. En el segundo caso, en muchas ocasiones nos enteramos a través de los medios de comunicación de reclamos por parte de usuarios, que se sienten engañados como consecuencia de fallas en las terminaciones.

¿Se ha dejado de lado la calidad por el precio?
Dado el alto nivel de competencia en el mercado de la construcción, el precio condiciona en algunas ocasiones el nivel de calidad de las obras. No obstante, la llamada Ley de Calidad de la Construcción, al fijar claramente las responsabilidades de los distintos actores que participan de un proyecto, ha aminorado este problema. En esto también ha contribuido el nuevo sistema de acreditación de Laboratorios de Control de Calidad puesto en práctica en el país y que opera a través del Instituto Nacional de Normalización, INN.

¿Cuáles son las tendencias que imperarán en este mercado?
Las personas se han visto en la necesidad de crear herramientas que le faciliten cumplir con todos los roles que tiene en la sociedad, de manera de realizar todas las actividades que le son demandadas. Pero estas herramientas han evolucionado con el paso de los años, siempre pensando en la manera de facilitarle más sus necesidades y su día a día.

En materia de construcción es importante estar al tanto de lo último que ofrece la tecnología, porque eso nos ayudará a facilitarnos la vida e interactuar con lo más nuevo que está en el mercado. Aunque para muchos, la tecnología es privilegio de pocos, es importante estar informados de qué existe en el mercado actualmente, y de qué manera se facilita la vida con estos bienes, tanto materiales como de servicio, que pretenden cada vez más cumplir con todas las necesidades del hombre.

¿Cómo se ha adaptado el currículo de la carrera a los cambios impuestos por el mercado?
Como universidad tenemos claro que el currículo debe permitir una formación profesional centrada en las personas, confiriéndoles atributos distintivos respecto de otros profesionales similares por su formación valórica, ética, su proactividad y capacidad de emprendimiento, que les permita promover e impulsar eficientemente el trabajo en equipo, que además se encuentre en plena sintonía con el sector construcción y que esté en una constante búsqueda del conocimiento actualizado a lo largo de la vida, para lo cual se le debe entregar un plan curricular flexible, que le otorgue una amplitud de conocimientos y, por otra parte, con una plena articulación vertical a partir de la licenciatura, permitiéndole continuar hacia el título profesional, programas de especialización y postgrado. En el caso de nuestra Unidad Académica, contamos con el Magíster en Construcción, programa único en el país, que contará con sus primeros egresados a fines de este año.