La externalización de la producción es una de las características de la economía moderna. En Chile, como indica Magdalena Eche-verría, a partir de los años ochenta el proceso se desarrolló en forma silenciosa al comienzo, pero siempre creciente, de modo tal que hoy día está plenamente inserto en la realidad económica y laboral. "En el mundo de la construcción es así históricamente por la naturaleza del proceso, en el cual se trabaja por etapas a cargo de distintos especialistas, que hoy son distintas empresas", dice la investigadora.

En términos jurídicos, la legislación que existe hasta ahora sobre el subcontrato es débil y sobre el suministro del personal, inexistente. Urge una ley al respecto. Magdalena Eche-verría asegura que una proyección del empleo dependiente externaliza-do para el conjunto de la economía se estima en 35%, lo que representa a alrededor de 1 millón 200 mil trabajadores.

Entre la legalidad y la perversidad

¿Cuál es el mayor pecado de la subcontratación?
Utilizar la figura de la externalización para abaratar costos laborales. Y es que paralelamente a la eficiencia de la externalización de la producción a través de unidades paralelas virtuosas que generan empleo y productos de calidad, se ha ido generando una externalización viciosa, donde fundamentalmente se ha tratado de abaratar la mano de obra.

¿Qué tan frecuentemente ocurre eso en las empresas chilenas?
En nuestro país ha crecido mucho. Por un lado han crecido las empresas que se especializan en brindar servicios a terceros, pero también otras que llegan a límites francamente inmorales. Por ejemplo, una empresa de retail que fiscalizamos resultó tener 150 razones sociales, y aunque sus vendedores y empleados hacen la misma función, pertenecen a empresas distintas y obtenían sueldos y beneficios diferentes.

¿Hay un abuso de la figura de la subcontratación?
Efectivamente. Y mucha confusión, sobre todo cuando se trata de la sub-contratación de personas. Esta forma tiene particularidades que la hacen más sensible a la incertidumbre y al riesgo. En primer lugar, se generan siempre tres distintas relaciones reales, pero se formalizan sólo dos de ellas, en dos contratos (cuando los hay), quedando la tercera, la más concreta, entre el trabajador y la empresa que usa sus servicios, en una zona no regulada.

Entonces, el trabajador está frente a dos jefes…
Claro. En esta modalidad el trabajador está frente a un empleador con dos cabezas. Uno, al que presta realmente sus servicios y que lo dirige y ordena, y otro que lo recluta, contrata y formaliza -cuando es formal- la relación laboral, pero que no está presente en el proceso laboral.

Riesgos en la construcción

¿Qué amenazas presenta la subcon-tratación en el sector construcción?
La prevención de riesgos es sin duda el tema más sensible. La construcción y la minería, por ejemplo, son trabajos peligrosos que requieren de medidas de prevención muy controladas. Es probable que sin buscarlo se produzcan descoordinaciones entre la empresa mandante y las subcontratistas, que finalmente terminan en accidentes lamentables. Claramente no hay mala intención, pero en la subcontra-tación se obtiene siempre una transferencia de responsabilidades. En esa transferencia suelen aparecer zonas grises o de responsabilidades indeterminadas. "Las tierras de nadie" son base de situaciones de equívocos en el área de la administración del trabajo, de desorden en el terreno operativo, con habituales órdenes confusas y hasta contradictorias, lo cual acrecienta los riesgos laborales.

¿Es necesario avanzar en normas de seguridad?
Es urgente. Todas las normas internacionales sobre seguridad plantean que no es posible que una empresa se desligue de sus responsabilidades laborales a través de las cadenas de proveedores o subcontratos. Un tema interesante es el de las normas de anclaje, que son muy importantes y que nuestro país aún no las ha asumido. Sostienen que los trabajos en altura tienen que contar con sistemas de anclaje para fijar correctamente los andamios, y en general para proteger las diversas operaciones, que a veces derivan en accidentes mortales por caídas desde altos niveles.

En este sentido ¿cuál es su mensaje a las empresas constructoras?
Que ellos tienen en sus manos corregir la vulnerabilidad de los trabajadores subcontratados, la más elemental, que es la igualdad de derechos frente a la protección física y la vida. Por esta línea deben ir tanto las políticas de prevención de riesgos que desarrollen las grandes empresas y los organismos que administran el seguro, así como las modificaciones legales que normen el trabajo en régimen de subcontratación. Mi mensaje es que subcontraten, pero que lo hagan garantizando los derechos laborales y la seguridad de cada uno de sus trabajadores. Eso, más pronto que tarde va a tener un impacto positivo en la satisfacción en el trabajo y en las proyecciones de su negocio.