Cuál es su diagnóstico de la infraestructura vial urbana?
Creo que ya empezamos a observar los primeros signos de congestión en las carreteras concesionadas, especialmente en las horas peak. Sabemos que resolver esa situación demora, por lo tanto, debiéramos estar en un proceso de nuevas autopistas urbanas o de solución de los cuellos de botella actualmente existentes, sobre todo en puntos críticos como la Costanera Norte y la Costanera Sur, en relación a los empalmes con el resto de las redes viales de la ciudad.

Asimismo, vemos que en el caso de algunas carreteras interurbanas también se produce congestión en determinadas fechas, la cual se irá intensificando más en el futuro, por lo tanto es importante tomar las medidas correspondientes.

¿Existe un buen desarrollo a nivel de puertos?
En relación a la infraestructura portuaria, nos parece que también hay un retraso en la ampliación de los puertos de San Antonio y Valparaíso. Hay que reconocer, sobre todo en el caso de San Antonio, que existe el espacio necesario para aumentar su capacidad.

Desde el punto de vista de los aeropuertos, la gran falla es no tener uno alternativo para la ciudad de Santiago. Hace mucha falta un recinto con capacidad para recibir aviones grandes en las cercanías o dentro de la Región Metropolitana, sin lugar a dudas.

¿El sector carcelario es un tema crítico en cuanto a infraestructura?
Sí. Aunque debemos reconocer que ha habido avances importantes a través del sistema de recintos penitenciarios concesionados, existe un déficit permanente que requiere un progreso urgente. También es crítico el sector hospitalario, que requiere recuperarse de los daños provocados por el terremoto para continuar con su plan de desarrollo, pero sobre todo en el área de atención primaria, que cuenta con un desarrollo en infraestructura más bien menor y que requiere de la existencia de más consultorios para aliviar la carga de los hospitales.

¿Cómo es la situación en materia educacional?
Sabemos que el déficit está en las condiciones y en el estado de algunos establecimientos emblemáticos muy antiguos, que es preciso mejorar y recuperar. Sin embargo, también es importante tener en cuenta que la masa estudiantil para la educación básica no está creciendo en el país y que más bien tenderá a disminuir en los próximos años de acuerdo a las tendencias demográficas, por lo tanto, tampoco podemos decir que existe un déficit importante en materia de establecimientos educacionales. Lo que sí, hay algunos que requieren urgente reparación.

¿Es urgente acelerar el desarrollo de la infraestructura energética?
En el sistema eléctrico en general, tanto en generación como en distribución, tenemos déficit, por lo tanto es verdaderamente urgente contar con una carretera paralela a la carretera troncal de transmisión eléctrica que existe en el país, y en el sector de generación de energía diría que estamos con un nivel de reservas en el sistema bastante menor a las necesarias, las que en un par de años serán insuficientes, dado que la demanda sigue creciendo. Aquí el atraso ya existe. La posibilidad de corregir esto en el corto plazo es difícil, pero mientras más pronto se inicie la construcción de nuevas centrales de envergadura de generación eléctrica, mejor.

En este contexto, resulta necesario acelerar el ritmo de inversión en esta área, considerando que lo que se haga ahora recién se verá dentro de cuatro años como mínimo. También es importante no poner dificultades al desarrollo de los proyectos que existen, como el caso de HidroAysén, que ya es un caso emblemático.

¿Existen buenos profesionales y los recursos para transferir ese conocimiento a los proyectos?
En general, la capacidad de los ingenieros chilenos es más que satisfactoria, sobre todo su formación en las ciencias de la ingeniería y sus especialidades. Sin embargo, el problema que se nos presenta es que el estado del arte en materia de ingeniería está en el resto del mundo. La ingeniería de punta se está haciendo en los centros del norte, especialmente en Estados Unidos y Europa, y el desarrollo que ha habido en los últimos años en Chile en las oficinas de ingeniería ha estado muy fuertemente basado en la participación de ingenieros extranjeros. Muchas iniciativas han requerido la incorporación de profesionales extranjeros por una parte y, por otra, los grandes proyectos de obras en Chile se contratan con empresas extranjeras, que puedan tener o no oficinas en el país. Entonces, estamos perdiendo la oportunidad de capturar todos los beneficios de la incorporación de ingeniería chilena en los proyectos nuevos, porque su participación es más débil. Esta realidad debe ser una preocupación de todos, pero también de las empresas multinacionales, que debieran traspasar sus conocimientos de manera más masiva.