Capacitación: Calidad y productividad en la obra

Por Andreas Breit, Gerente General de la Escuela Tecnológica de la Construcción.

Desde la academia hasta la autoridad, pasando por los gremios empresariales, todos coinciden en que la capacitación es, sin duda, clave para mejorar el capital humano del país.

A pesar de los esfuerzos que se han realizado en capacitación en las últimas décadas, el informe que en 2013 entregó la comisión revisora del Sistema de Capacitación e Intermediación laboral, más conocido como Informe Larrañaga, demostró que los programas no tenían efecto en la empleabilidad y que los recursos invertidos no llegaban directamente a los trabajadores que más requerían. Este sombrío diagnóstico es un imperativo para que, tanto desde las políticas públicas como en el marco de los aportes que se pueden y se deben hacer desde el sector privado, se tomen medidas concretas que permitan profundizar los efectos positivos de la capacitación de los trabajadores del país. Mejorando el escenario local La Cámara Chilena de la Construcción (CChC) destinará este año US$20 millones a la implementación de sus proyectos sociales, uno de cuyos principales ejes es entregar a los trabajadores beneficios de capacitación, además de programas de apoyo en educación, salud, vivienda, deportes, cultura y bienestar. Un hito que consolida al gremio como la institución privada que más recursos invierte en beneficios sociales, después del Estado. Y la primera del sector privado. Por ello, la CChC asumió el desafío de aportar a la productividad, a la empleabilidad y dignidad de los trabajadores del sector, promoviendo entre sus empresas socias el Programa de Formación en Obra, que apunta a demostrar que hay iniciativas innovadoras que pueden cambiar la manera tradicional de hacer capacitación laboral, conciliando los intereses de los distintos involucrados. La metodología combina tres elementos fundamentales del proceso: el trabajador, el instructor y el jefe directo. La intervención en la obra dura una semana, desde el inicio hasta el fin de la jornada laboral. Se lleva infraestructura móvil de salas de clases hasta la faena para crear el ambiente propicio para el aprendizaje. Durante las dos primeras horas de la mañana se hacen clases grupales, con todos los trabajadores participantes de un oficio a la vez. Luego, clases individuales para cada alumno, identificando sus carencias y definiendo estrategias de intervención a través de la metodología de Formación en el Puesto de Trabajo. La base sobre la que se sustenta el currículo estandarizado del Programa es el Modelo de Competencias Laborales. Se busca conocer brechas para mejorar la productividad del trabajador y que la empresa cuente con información objetiva para focalizar su esfuerzo en mejorar la calificación de sus trabajadores. Los instructores han sido certificados por actores relevantes (Decon de la Universidad Católica y la Universidad Técnica Federico Santa María, entre otros). La obra se transforma así en el espacio de aprendizaje por excelencia de la construcción. Tenemos la convicción de que este plan tiene un efecto valorable en la construcción. Las cifras ya lo demuestran. Son casi 10 mil trabajadores los que han participado con éxito en este plan de formación, en más de 300 obras de todo el país, la mitad de ellas en regiones, y ya se sobrepasan las 400 mil horas de capacitación. Los empresarios han entendido que la única posibilidad de avanzar es mejorar la calidad de los trabajadores y que para eso requieren de un programa que genere impacto. Nuestra experiencia demuestra que cerca del 70% de los trabajadores incrementa su calificación al cabo de esa semana estratégica en su formación.