Luis Izquierdo.

Luis Izquierdo Wachholtz ha mantenido una prolífica carrera profesional, siendo uno de los arquitectos nacionales más reconocidos en la actualidad. En 1984 establece la sociedad Izquierdo- Lehmann Cía., dedicándose hasta la fecha al libre ejercicio de la profesión, desarrollando proyectos de arquitectura de distintos programas y escalas.

Junto a su socia Antonia Lehmann Scassi - Buffa, ha proyectado diversas obras de servicios agrícolas, educacionales, comerciales, de arquitectura interior, edificios de oficinas, edificios de viviendas, más de 100 casas unifamiliares, muebles, objetos y sistemas constructivos. Varias de estas obras han sido publicadas en medios especializados nacionales y extranjeros, y presentadas en Bienales de Arquitectura en Santiago, Buenos Aires y Quito, en Madrid, en el GSD de la Universidad de Harvard, Sao Paulo, Nueva York y el Museo de Arte Moderno de Nueva York.

En 2004, en conjunto con Antonia Lehmann, obtuvo el Premio Nacional de Arquitectura.

Para el profesional, el buen nivel de la arquitectura nacional tanto en Chile como en el extranjero se ha visto acrecentado debido a la entrega de numerosas distinciones y reconocimientos a esta disciplina y diversos profesionales.

“Creo que en general el nivel de la arquitectura en Chile ha mejorado, tanto en sus promedios como en sus puntos más altos”, detalla el arquitecto. Agrega que esto ha pasado por varios factores: “El país ha tenido una tasa de crecimiento sostenida en cuanto a crecimiento económico durante un período lo suficientemente largo como para que se puedan ir madurando ciertas maneras de hacer bien las cosas; y también ha habido una mejora en la cobertura y en la educación de las escuelas de arquitectura. Creo que también es muy importante que los mismos habitantes de las ciudades y los compradores de los bienes raíces e inmuebles, se han hecho más discriminadores en cuanto a su ciudad y a lo que adquieren cuando compran un inmueble”, comenta.

El nuevo edificio corporativo de Gasco se proyectó con pilares, envigados de pisos y cerchas de techumbre en acero, dejando esta estructura metálica inscrita en una caja perimetral hecha con muros de hormigón armado.

No obstante, plantea que aún se habla “del oficio de la arquitectura selectivo y que no alcanza a tener una incidencia fuerte en el grueso del volumen construido y transado en el mercado, pero aún en ese gran promedio, encuentro que han mejorado las calidades de lo construido, tanto en sus especificaciones materiales como en su calidad de diseño”.

Es así como ha habido una sostenida mejora tanto en la calidad material (especificaciones de obra gruesa como instalaciones, ha mejorado muchísimo) como también en la calidad promedio de diseño. “Hay que ver que en Chile se produjo entre los 50 y 60, una cierta masa crítica de arquitectos de muy buen nivel que adhirieron no solo a los principios del pensamiento moderno en cuanto a sus condiciones más aparentes sino también a los principios éticos subyacentes. Ellos constituyeron un excelente punto de partida para esta actual cosecha” señala el profesional.

Ese desarrollo dentro de la historia de la arquitectura nacional, en cierto modo entró en crisis junto con el resto del mundo en los años 70 y 80, con el advenimiento del modernismo y un conjunto de otros factores socioeconómicos y políticos. “Ahí se produjo una caída fuerte en el nivel de la calidad de la construcción”, indica Luis Izquierdo.

Añade que “paulatinamente fuimos saliendo de esa condición, y retomando con esta experiencia que había madurado anteriormente. En la actualidad estamos en un buen punto medio, en un tranquilo esplendor, nos encontramos en una situación de bastante holgura para construir con calidad, pero no tanta como para poder tirar la casa por la ventana. Eso es un buen terreno para el oficio de la arquitectura, ya que el diseño requiere de ser definido a partir de restricciones, pero cuando se carece de ellas es un peligro, tanto como cuando se cae en estas ostentaciones”.

En el Edificio Cruz del Sur se buscó despejar todo lo posible el nivel de suelo para liberar el interior del terreno como extensión del espacio público.

Muchos han sido los proyectos que ha diseñado Luis Izquierdo en conjunto con su socia a través de su oficina Izquierdo-Lehmann.

Destaca, por ejemplo, el edificio corporativo de Gasco. “Fue un bonito encargo y una buena decisión de la empresa el querer mantener una casona antigua de 1920. Toda la remodelación estuvo a cargo del arquitecto asociado, Hernán Rodríguez Villegas. Ese proyecto surgía de las trazas y de las formas de interconectar el edificio nuevo (que quedaba al interior de la manzana), con este edificio antiguo que quedaba en la fachada de la calle”, comenta el arquitecto. Esta casa debía conservarse como su emblema tradicional y permanecer en esa dirección a pesar de encontrarse en un sector del centro que había venido deteriorándose progresivamente, por lo menos hasta que, intervenciones urbanas recientes, como la del Centro Cultural Mapocho, junto al Parque de los Reyes y la erradicación de la Cárcel, pudiesen dar sus frutos de renovación. Luis Izquierdo comenta que “ahora estamos enfocados en dos proyectos bien atractivos. Uno de ellos es la casa matriz en la ciudad de los Ángeles de CMPC, el cual es interesante porque es una estructura grande en madera. También tenemos un encargo de Inacap, de la sede de Temuco, y varios proyectos inmobiliarios en Providencia, San Miguel, y viviendas sociales en La Florida, entre otros desarrollos.

Respecto a la línea de la materialidad que utiliza la oficina para desarrollar sus proyectos, Luis Izquierdo sostiene que tiene una preferencia por materiales que queden expuestos tal cual, y no revestidos, en general. “Creo que eso tiene además el beneficio de durabilidad asociado a no tener revestimiento que pueda desprenderse. Si estamos haciendo una obra en hormigón, preferimos que sea al descubierto, en una estructura de madera y metal, lo mismo. Naturalmente hay casos en los que es conveniente el revestimiento, pero eso no es una regla general”, detalla.

En la Galería de Arte Patricia Ready, su proporción y tamaño permiten la exhibición de cuadros o esculturas de gran formato, con las distancias adecuadas para la contemplación.

Uno de los grandes problemas de nuestras ciudades es que se construyen, la mayoría de ellas, sin una adecuada trama urbana. “Creo que es una tarea en la cual importa el aporte que podamos hacer los arquitectos, con los mismos medios, mejorando la calidad media o promedio de lo que se construye. Si bien se ha hecho bastante, hay mucho por hacer, y creo que sería muy conveniente para la ciudad que los compradores discriminaran calidad arquitectónica, eso implicaría que las inmobiliarias tuvieran que discriminar también entre mejorar la calidad arquitectónica de los productos que ofrecen y la calidad de los servicios de los arquitectos que contratan”, señala Izquierdo.

Todo esto parte desde que el comprador discrimina lo que adquiere. “Y eso supone que la gente sepa la diferencia entre tener un buen asoleamiento o un mal asoleamiento a una determinada altura entre un recinto u otro, o tener áreas verdes; son muchos detalles que constituyen esa calidad. Pero es nuestra responsabilidad principal como arquitectos el diseñar con esa calidad de vida”, finaliza.