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Iluminación para un espacio museográfico

El Equipo de Proyectos de la Facultad de Arquitectura de la Universidad Austral invitó al arquitecto y diseñador industrial Alan Fox a unirse a su equipo para aportar el proyecto de iluminación de un caso especialmente interesante: poner en valor un hallazgo producto de excavaciones realizadas durante la construcción del nuevo edificio de la Contraloría General de la República, en Valdivia, en 2013.

El trabajo a destacar se trata de un proyecto de iluminación arquitectónica, por un lado, con un criterio más bien funcional, y, por otro lado, con una componente de iluminación museográfica. En general, el proyecto de iluminación apunta a generar un equilibrio entre la exposición misma y la protección de la obra museográfica, puesto que no se debe comprometer el estado de conservación del material arqueológico invaluable que se está exponiendo.

En este caso, se trata de fragmentos de hallazgos arqueológicos pertenecientes a cinco distintas épocas clave en la historia de la ciudad de Valdivia. Así, nos encontramos, sucesivamente, con cinco capas caracterizadas que representan 500 años de historia de navegaciones e intercambios socio-culturales y su rol configurador del desarrollo urbano de la ciudad.

El rol del agua como facilitador de estas capas, se representa a través de la luz en tonos azulados que bañan los detalles que sobresalen en la textura de un tajamar, un gran bloque arqueológico que tiene el mayor protagonismo en el espacio interior. Es clave en este proyecto el valor que cobran la sombra y la penumbra, al modo de la pintura del gran Rembrandt, quien extraía la luz desde la penumbra. Se trata, entonces, de una suerte de “claroscuros” que destacan la información tanto objetual como solamente visual desde un entorno tenuemente iluminado.


Luz para la museografía

Se propone una iluminación que hace aparecer los objetos museográficos desde distintos tipos de penumbra. De este modo, tanto los objetos como los restos arqueológicos se develan sutilmente como “sacados” desde la penumbra. Los objetos son tratados como reliquias que, de alguna manera, parecen flotar, “ingrávidos” destacándose sus detalles en contraste con el fondo en semi-penumbra de la gran vitrina longitudinal que recorre casi todo el largo del espacio. Al tratarse de reliquias de valor patrimonial, se propone iluminarlas por medio de fuentes de luz que permitan conservar sus propiedades en el tiempo. Para ello, es clave la eliminación de rayos infrarrojos, un control adecuado de las iluminancias, la iluminación indirecta, y cuidar la cantidad de horas de exposición de las piezas a la luz. Unido a ello, la tecnología led ha generado, últimamente, lámparas que disminuyen el factor de daño a los materiales, aunque siempre será necesario distinguir los distintos tipos de sensibilidad de los materiales a la luz.

Se trata de considerar los niveles de adaptación del ojo del observador. Las luminancias de áreas próximas o en el entorno de lo que se destaca. Un factor relevante en la iluminación de las piezas arqueológicas, tiene que ver con lograr la mayor fidelidad lumínica posible a los colores reales de los distintos materiales que ellos exhiben. Para ello, se eligió fuentes de luz que, aparte de contar con un buen IRC (Índice de Reproducción Cromática), permitieran destacar materialidades reales, y que el espectador tuviera una percepción lo más cercana posible a lo que cada pieza arqueológica propone. El espacio se propone iluminado tenuemente, a partir de luz fría, indirecta y rasante a los muros perimetrales, y también tenue pero de un tono más cálido (luz blanca cálida) en el interior de los volúmenes vidriados del sistema de escaleras de acceso. Incluso aquí la iluminación se genera a través de mini perfiles led incorporados en las mismas barandas de las escaleras, de modo de iluminar el espacio a una altura de suelo, despejando con ello la visión aérea del espectador.

En este sentido, la iluminación en un horizonte bajo, “prepara” al espectador a los bajos niveles (con criterio de preservación), y así también favorecer la adaptación visual a los niveles de luz propuestos en cada espacio. Es por ello que se propone que los recorridos o circulaciones sean, en la medida de lo posible (según el guión museográfico) recorridos con luz tenue, con bajo flujo luminoso. Para ello se propone un borde lumínico bajo (encuentro muro-suelo) para los bordes murales que incorporan las vitrinas. Esto, por medio de cintas led insertas en el muro, considerando un rebaje, originando una suerte de “zócalo de luz”.

El suelo del Centro de Interpretación se manifiesta como un plano que declara limpiamente su superficie, en medio de la penumbra, y solo por medio de tenues puntos de luz, al modo de señas luminosas. En otra instancia del relato museográfico, el suelo se “enciende” y exhibe la proyección de un proyector data-show con un video especialmente editado. De modo que el suelo adquiere un carácter lumínico dinámico y cambiante.


Eficiencia energética para la museografía

Tanto en la iluminación espacial funcional como en la de elementos y experiencias museográficas, se plantea un criterio general de eficiencia energética, con especial cuidado en la selección de las distintas fuentes de luz, de modo de ecualizar esta componente con la luz más adecuada según criterios propiamente museográficos. Se privilegia el uso, entonces, de fuentes de luz eficaces de bajo consumo energético, de larga vida útil, y de simple reposición. Principalmente, se utilizan fuentes led de alto y mediano flujo luminoso, fluorescentes lineales, y algunos proyectores led de acento para los elementos más protagónicos del espacio museográfico.

De esta manera se quiere asegurar para cada recinto una iluminación en cantidad y calidad suficientes, con un grado de confort deseable para cada función, y, además, libre de deslumbramientos molestos y anti-funcionales que pudieran restar valor visual a lo expuesto.

Por otro lado, el proyecto de iluminación del Centro de Interpretación propone un sistema de control de iluminación, que permitirá un uso eficiente del sistema total, pudiéndose atenuar mediante los racks de dimmers, las diferentes fuentes de luz según cada requerimiento, generando un ahorro de energía eléctrica en la operación de la iluminación.

Las fuentes de luz elegidas para los diferentes espacios, responden en general a tener una luz en apariencia cálida para aquellas áreas en que las actividades que se desarrollan no requieran de un grado de concentración importante, y una luz en apariencia neutra para el resto de las áreas (temperaturas de color aproximadas de 3000 ºK y 4000 ºK respectivamente) y todas con un rendimiento de color (CRI) alto, es decir, asegurar así una percepción visual fiel de los colores de los objetos que se observan en cada espacio.

Mayo 2016
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