Luis Alonso.

¿Cómo llega la oficina a Chile?
Nuestra oficina comienza en el año 1978 con mi amigo y socio Sergio Balaguer. Llegué a Chile en el año 99, cuando la familia chilena Lería, me buscó para desarrollar un concepto que aquí en Chile no existía y en el cual nosotros somos especialistas, que es el tema del deporte. Siempre hemos estado muy vinculados al mundo del deporte y de la arquitectura deportiva. En España desarrollamos un concepto de gimnasio urbano, y vine a Chile para desarrollarlo y así nació Balthus Vitacura en el año 2002. Más recientemente terminamos el centro Youtopia, que es la actualización del mismo concepto. Esa fue mi llegada y aterrizaje en Chile, finalmente decidimos abrir una sucursal en el país. Estar en Chile nos permite manejar más de cerca los proyectos que hoy tenemos en curso en Colombia, Perú y Brasil.

¿Fue difícil introducir el modelo deportivo en Chile?
Al principio hubo mucho escepticismo de que el modelo no iba a funcionar, en general cuando se innova siempre se reciben determinadas críticas. Ahora hemos empezado con el mundo de las residencias para el adulto mayor y desde hace un año que nos hemos encontrado con las mismas barreras. Se debe perder el miedo a innovar en la arquitectura, pensando siempre en los usuarios y en la habitabilidad de los recintos. Además en Chile hay potencialidades de negocios altísimas, aunque aún veo mucho conservadurismo, pero con un futuro tremendo en el que se pueden desarrollar líneas de negocios muy atractivas.

¿Qué otras líneas de negocio se pueden implantar en el país?
Además de las residencias para el adulto mayor, estamos desarrollando residencias para estudiantes y viendo posibilidades en lo que es la arquitectura residencial. El nivel arquitectónico en Santiago es muy elevado, mucho más que la media de la zona pero es muy repetitivo, es decir, siempre veo el mismo tipo de producto, los mismos conceptos, por eso creo que hay una línea muy importante a desarrollar y de hecho con las inmobiliarias con las que trabajamos, estamos introduciendo conceptos innovadores que estoy convencido que van a significar un cambio en el sector inmobiliario residencial, no solo a través de la arquitectura pura, sino también por medio de nuevas tecnologías y materialidades.

¿Cree que se puede innovar más en arquitectura residencial o en otros productos?
Hay mucho campo en el sector residencial, a explorar y desarrollar. Luego hay otra línea importante que está poco tratada en Santiago y que es la rehabilitación de edificios. Los edificios históricos tienen una tendencia de que no se mantienen, y se terminando demoliendo. Idealmente hace falta una apuesta contundente en el sentido que los edificios sean reciclables. Un ejemplo es lo que estamos haciendo en la antigua Factoría Sumar, en que una inmobiliaria como Patio apostó por rehabilitarla. Pero para lograr progresos en lo que es la rehabilitación patrimonial, se debe sumar al aporte público, la arista privada.

Una de sus propuestas es trabajar en acero...
Chile es uno de los países que ha sabido adaptarse a los terremotos, lo cual es muy loable. El trabajo desde el punto de vista estructural, en que todos los ingenieros de este país han trabajado de una manera excepcional lo demuestra. Prueba de ello es que los terremotos que han ocurrido aquí, pocos países lo habrían podido soportar. Eso es muy positivo, pero también ha llevado a una cultura del hormigón y solo del hormigón, en vez del uso del acero. Pongo un ejemplo: en Japón también tienen grados sísmicos elevados y se construye muchísimo en acero, por lo tanto es un tema el ir entendiendo que también el acero tiene cabida como respuesta arquitectónica, con ventajas tremendas. Con este material se ahorra en la planta del edificio, del orden de un 2% de la superficie, respecto del hormigón. Lo segundo es que el edificio pesa mucho menos, es más ligero y tercero, permite plazos de ejecución mucho más reducidos, porque el acero logra soluciones constructivas más rápidas. Al acero no hay que tenerle miedo por principio, sino que hay que estudiarlo. Y en eso estamos, promoviendo este material en nuestros proyectos.

¿Qué opinión le merece el área de oficinas como línea de negocio?
Se abren varias líneas de trabajo. La primera es el concepto de que hay que apostar por la ciudad promiscua funcionalmente como yo la llamo. Estas son las ciudades donde se mezclan los usos; no solo hay que tener ciudades de oficinas, sino que ciudades empresariales. A veces nos olvidamos y se hacen planificaciones que funcionan como ghettos, lo que genera un problema en los ciudadanos. Lo que tenemos que hacer son zonas nuevas de uso urbano, donde se entremezclen los usos, y eso es a nivel de edificios y de barrios. Otro tema es el de los muros cortina en los edificios de oficina; creo que ha sido una moda que ha durado demasiados años y que realmente y afortunadamente pasará de moda pronto porque es bastante insostenible desde el punto de vista energético.

¿En qué otros proyectos está trabajando la oficina en Chile y en el extranjero?
Nos encontramos trabajando, entre otros proyectos, en el BD Bacatá, la segunda torre más alta de Sudamérica. Este complejo arquitectónico se está construyendo en Bogotá y su torre más alta tendrá 66 pisos. Además, nos ganamos la construcción del parque empresarial de Iberdrola, en Madrid, el cual es una colección de 11 edificios, los cuales incorporan una pérgola que cubre en su totalidad las edificaciones de 25 metros de altura, generando una ciudad cubierta, lo que resulta un elemento de captación de energía fotovoltaica. También estamos desarrollando la villa olímpica de Río de Janeiro 2016, construcción que tendrá gran parte de sus estructuras en acero. Y en Chile, además de los ya mencionados, estamos desarrollando cuatro edificios de oficina para inmobiliaria Patio, en los cuales se está aplicando innovación en materiales, sistemas constructivos, arquitectura y distribución.