La estructura del edificio Recicla, de dos pisos de altura, está conformada por contenedores marítimos dados de baja que fueron acondicionados en sus costados con vidrio templado para que proporcionaran el máximo de luz natural. Además, las maderas nobles utilizadas fueron rescatadas de construcciones en demolición. Varios de los árboles que rodean el espacio exterior de la construcción también fueron reciclados, siendo trasplantados desde sitios donde iban a ser destruidos.
El proyecto
Los contenedores entregan la necesaria habitabilidad al espacio común que tiene el edificio, que puede ser utilizado por toda la comunidad universitaria, ya sea para estudiar, preparar trabajos o relajarse. Uno de los objetivos principales del edificio es ayudar a construir una conciencia medioambiental en la Facultad de Administración y Economía, en la Universidad de Santiago de Chile y en la Comuna de Estación Central. Los recipientes de reciclaje, también hechos con material reciclado, están en proceso de fabricación.
En una próxima etapa, se instalarán placas solares y otros componentes sustentables, los que están en su etapa de estudio.
El decano de la FAE, Jorge Friedman señaló que el desafío de construir este edificio era complejo. “Lograr un edificio imponente, con salas del más alto estándar acústico y luminoso, climatizadas cumpliendo con todas las normas y patrones de ingeniería estructural, arquitectura educativa y seguridad, y todo eso a un costo menor al tradicional en poco más de un año para la generación de cachorros 2017”, dijo el decano Friedman.
Junto a esto, agregó que Recicla es mucho más que un edificio incondicional con el medio ambiente, ya que está destinado a transformarse en el símbolo que logre el cambio en la comunidad de la USACH y ella opte por el reciclaje. “Sus vistosos contenedores llamarán a la comunidad a reciclar y estarán disponibles apenas logremos hacer andar los centros de acopio”, indicó Friedman.
Cabe recordar que la Ley de Fomento al Reciclaje, promulgada en 2016, muestra lo imperioso de cambiar la cultura de lo desechable por una cultura de reciclaje, en un contexto en que solo se recicla poco menos del 10% de los residuos que se generan.
Cabe señalar que las dimensiones del edificio consideran 740 metros cuadrados distribuidos en dos bloques. El proyecto significó una inversión cercana a los $700 millones y el proceso de construcción duró un año.
