El terreno está en una esquina de la avenida Vicuña Mackenna, por cuyo eje corre un Metro elevado. Al otro lado de la avenida se encuentra el Campus de una importante universidad, en donde el acceso principal se encuentra en la diagonal del terreno del proyecto. Además de la opresiva presencia de la estación del Metro, el único alivio visual se producía en la diagonal mencionada por lo que se decidió acceder al Instituto por ese eje.
Proyecto
El desordenado barrio no daba indicios para el partido general. Se optó por independizarse del caótico entorno, formando un talud verde perimetral. Bajo el talud hay salas de clases mirando hacia adentro. El talud se corta solo en el acceso.
Como partido general se eligió una mano con “dedos” formando lugares abiertos al sol. Estos “dedos” son aptos para dividir la construcción en etapas. Entre los que dan a la diagonal se produce una larga entrada cubierta con “ampelopsis”. Los frontones de los “dedos” tienen vegetación para fundirlos con los taludes.
La planta del nivel del suelo contradice el esquema de mano, formando un gran patio para los alumnos dejando uno de los “dedos” como puente. Los “dedos” convergen en un amplio y variado hall central de cuatro niveles, rodeado y cruzado por rampas y zonas de estar. Junto con el gran patio, es el centro de actividades e intercambio, especialmente en invierno.
Juegos de luz
El espacio tiene variadas circulaciones y juegos de luz. Puede ser intervenido utilizando recursos audiovisuales. La estructura de los “dedos” mezcla economía con flexibilidad. Sus parámetros longitudinales exteriores trabajan como muros rigidizados por “Xs” con sección en “T”. En el sentido transversal están atravesados cada cierta distancia por muros en su centro y toda su altura. Esto produce un óptimo arriostramiento para los esfuerzos horizontales dando flexibilidad para ubicar los corredores en cualquier costado.