¿Cuáles son los objetivos del recientemente celebrado VIII Congreso Nacional del Acero?
Nuestro objetivo de todos los años es reunir a los principales actores nacionales del acero en torno a las problemáticas y desafíos de la industria, además generar una instancia para conocernos y facilitar el acceso a los negocios. No se trata de un encuentro de carácter técnico, sino más bien de abordar los grandes temas, instancia donde siempre tenemos a un expositor que se refiere al estado del arte y a la situación del acero a nivel nacional e internacional, para luego dar paso a temas de economía y gestión, además de un tiempo destinado al intercambio de experiencias. Este año tuvimos la suerte de contar con la presencia de Arnoldo Hax, Doctor de la Universidad de California Berkeley y académico del M.I.T., que expuso sobre el desafío empresarial de las pymes y las posibilidades que éstas tienen de crecer; el Gerente General del Grupo de Empresas CAP, Jaime Charles, nos contó de las inversiones que va a hacer la compañía en los próximos cinco años, que ascienden a los US$2400 millones, lo que constituye una importante respuesta a las expectativas del mercado.

¿Cómo observan el futuro del mercado a nivel internacional?
La demanda por acero se va a mantener alta, pese al precio y a que nada indica que pueda bajar de manera sustancial en el mediano plazo. A nivel mundial, esto ocurre eminentemente motivado por las necesidades de grandes consumidores como China, India y todo el sudeste asiático. En Chile, en relación al precio del acero, la situación es similar, principalmente porque las materias primas importadas como el coke (carbón) se mantienen en precios muy elevados, al igual que la energía, los fletes y otros.

¿Cómo se estructura el mercado chileno del acero?
El consumo aparente en Chile es del orden de las 2 millones 300 mil toneladas, aproximadamente, de las cuales la suma entre CAP y Gerdau alcanza cerca de un millón y medio de toneladas y el resto lo completan las importaciones, donde el producto principal son las planchas gruesas que se usan en las maestranzas para fabricar estructuras pesadas. De esta forma, el consumo en Chile está dado fuertemente por la construcción y la minería, sectores que se llevan más del 80% de la demanda, lo que aumenta a cerca de un 90% si sumamos las construcciones aplicadas a la minería.

¿Cómo se observa la demanda por acero en Chile en el área de la construcción?
En el área de la construcción, han sucedido avances importantes en el mercado chileno, como la innovación que hizo Cintac con su producto Metalcon, que ha sustituido una antigua metodología constructiva. En materia de techumbres se han hecho también avances importantes. Sin embargo, lo que aún no hemos logrado es introducir el acero en las construcciones de altura media, en una búsqueda por industrializar la vivienda en Chile.

Con todo, tenemos que la demanda por acero en Chile está muy por debajo de lo que ocurre en países como Estados Unidos, donde el 70% de los edificios son construidos en acero; o en España, donde superan el 50%, con una fuerte tendencia al alza; mientras que en Chile este porcentaje sólo alcanza el 5%.

¿Qué barreras impiden la masificación del acero en las construcciones chilenas?
En Chile existe una cultura del hormigón, que impide la masificación del acero, sumado a una serie de mitos como la corrosión, que es un temor importante, aunque infundado, porque la tecnología ha permitido resolver de muy buena manera este problema, con tratamientos especiales para alcanzar la protección que se necesita.

Con todo, el acero ofrece una serie de ventajas, como que permite armar estructuras completas que pueden llegar listas a la obra, con lo que se acortan sustancialmente los tiempos de construcción. Junto a la velocidad constructiva, destaca también por su bajo nivel de contaminación, y por ofrecer reducción de los costos financieros y velocidad en los plazos de venta. Sin embargo, el uso del acero requiere de una industria especializada detrás, con profesionales capacitados, lo que estamos empeñados en subsanar.

En este contexto, ¿cuáles son las principales actividades que propicia el Instituto?
El ICHA se ha constituido como un Centro de Transferencia Tecnológica; estamos en la acción de desarrollar el mercado del acero en función de reducir las barreras tecnológicas, a través de una serie de actividades como la organización de cursos, seminarios, misiones tecnológicas y publicación de ediciones técnicas, entre otras. Otro objetivo es descubrir lo que está pasando en el mundo, traerlo a Chile y ver en qué medida se puede aplicar a nuestra realidad. Por ejemplo, estamos planificando una Misión Tecnológica para visitar Australia en noviembre de este año, específicamente para conocer los avances que están realizando aplicados a los sistemas constructivos. Junto con esto, estamos planificando realizar una Jornada Internacional de arquitectura e ingeniería en acero, a la que asistirán especialistas extranjeros de gran nivel. Por último, una de las principales obras técnicas que caracteriza al Instituto es el Manual de Diseño de Estructuras, en el cual estamos trabajando para lanzar una segunda edición, que debería estar lista antes de fin de año.

¿Hacia dónde apunta la tendencia tecnológica mundial?
Los países desarrollados tienen muchas más Normas que regulan la producción y el consumo del acero y lo que nosotros tratamos de hacer es acercarnos a esos parámetros, buscando adaptar las Normas que mejor se relacionan con nuestras necesidades. Por otro lado, estamos viendo que se están desarrollando nuevos usos y aplicaciones, principalmente enfocados a generar nuevas calidades de acero, y otros como son la reducción de espesores, aumento de dureza, autoprotección contra la corrosión y aplicaciones de nuevos productos en la protección contra el fuego.